domingo, 7 de septiembre de 2008

04. El hombre es un ser material...





1. "El cerebro eres tú", dice el biólogo.

Ciertemanete, el profesor Millan Puelles, dice en su obra "Léxico filosófico":
"Cada hombre se siente y vive a sí mismo como un ser material en el que influyen otros seres materiales y que también actúa sobre algunos de ellos. Mi cuerpo no me protege del calor o del frío que de otros cuerpos le llegan. Ese calor o ese frío no se quedan en él, sino que me afectan a mí (yo los siento realmente), y esto, evidentemente, no sería posible si yo fuese incorpóreo, ni si el cuerpo al que ante todo llamo mío me perteneciera únicamente como el traje que llevo puesto. Y los signos que voy trazando en un papel los trazo, sin duda, yo, aunque sea solamente una parte de mi organismo lo que de un modo inmediato actúa sobre el instrumento que los traza. Esa parte de mi organismo es mía en una acepción irreductiblemente diferente de aquella según la cual ese instrumento es mío. El bolígrafo, la pluma o cualquier otra cosa que yo use para escribir, empleando también mi mano, son puros y simples instrumentos, mientras que, en cambio, mi mano es efectivamente sentida y vivida por mí como una parte integrante de mi ser.
Ahora bien, el hecho de que no sólo un cierto miembro de mi propio organismo, sino también todo éste en su integridad, sea vivido por mí como algo que yo realmente soy, no es una prueba de que todo mi ser consista en él. Por lo pronto, no solamente soy un cuerpo, sino que también sé que lo soy. Este conocimiento que poseo de mi propia índole corpórea es un hecho intelectual, no una noticia sensible...
2. Cuidado con la imaginación
El segundo punto tratado puede resumirse con el siguiente texto de la Congregación para de Doctrina de la Fe (1979-1997): "En lo que concierne a la condición del hombre después de la muerte, hay que temer de modo particular el peligro de representaciones imaginativas y arbitrarias, pues sus excesos forman parte importante de las dificultades que a menudo encuentra la fe cristiana. Sin embargo, las imágenes usadas por la Sagrada Escritura merecen respeto. Es necesario comprender el significado profundo de las mismas, evitando el peligro de atenuarlas demasiado, ya que ello equivale muchas veces a vaciar de su contenido las realidades que aquéllas representan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado señor:
He publicado en mi blog: www.molestoluegoexisto.blogspot.com un artículo que pueda que le sea de interés leer. Trata de ese sentimiento que, por desgracia esclaviza a muchos; el odio. Si es su deseo también puede dejar constancia de su opinión.
Espero que mi perspectiva le sea de su agrado.
Un cordial saludo desde Gran Canaria.